En el Taller de Arqueología, Unidad Curricular de la Licenciatura en Ciencias Antropológicas, se está llevando a cabo una investigación dentro del predio de la nueva sede de nuestra facultad. Los docentes Andrés Florines, Elizabeth Onega y las estudiantes Andrea Venosa, y Marcela Rodríguez, relataron sobre su trabajo hasta ahora y cómo piensan proseguir.
En el predio de la futura sede, se encontraron restos de la vieja Estación Artigas, donde funcionaron los primeros tranvías eléctricos de Montevideo entre los años 1906 y 1957.



El trabajo que están desarrollando se denomina arqueología preventiva antes que una estructura sea intervenida por un proyecto. Andrés explica que «se trata de algo mucho más integral, que intenta anticiparse a las situaciones, prevenir, hacer un seguimiento de las obras, como es este caso». Las estudiantes contaron con una hora, dos veces a la semana, para poder hacer ese seguimiento de la obra.
Entre los hallazgos están los adoquines y las vías, y a partir de esto, cuenta Andrés, «se pudo reconstruir la forma en que estaban dispuestas las vías, el tamaño, y se pudo ver la marca de las vías, que es una empresa belga».
Recientemente, apareció una nueva estructura de un periodo anterior a la estación: un pozo de agua de aproximadamente nueve metros de profundidad. Según Andrea «es un pozo que dataría de finales del siglo XIX por la característica de los ladrillos, que son ladrillos más grandes que los actuales y el mortero que es de cal, pero no podemos asociarlo a alguna estructura en particular o a alguna actividad humana porque nos faltan elementos de prueba para eso». Tomando como referencia un mapa de mediados del siglo XIX del ingeniero Pedro Pico, identificaron dos figuras próximas a la obra, a las que podría pertenecer: una cervecería y la casa de un dirigente de esa época.
Marcela dice que la experiencia ha sido «muy valiosa porque cuando empezaron a aparecer las cosas y te empezás a enfrentar con estas trabas que de la vida real, del día a día, de la práctica, de la actividad». Por otro lado, Andrea destaca que «venimos estudiando mucho de teoría y de cuestiones que hacen a la carrera, pero no en el ejercicio de la profesión. Entonces en esta materia lo que pudimos ver es, bueno, realmente cómo se ejerce la profesión y qué obstáculos podés encontrar en los ejercicios de la profesión». Para los docentes, esta ha sido una oportunidad única: «cuando empezamos a dictar este proyecto en el 2023, no imaginamos que el proyecto de la facultad iba a tener la posibilidad, un par de años después, de que una generación de estudiantes pudiera tener una práctica dentro del propio taller».
A pesar de que el taller ya terminó, los docentes esperan «que esto que sucedió ahora sirva como un insumo para que en la próxima etapa podamos los arqueólogos entrar antes al predio, poder determinar en qué áreas existen vestigios, y ya la obra cuando ingrese tenga más presente esas cautelas que tiene que haber en esas zonas». El trabajo de las estudiantes podría ser la base de futuras investigaciones y abrir líneas de trabajo dentro de diferentes asignaturas de la facultad.
Accedé al video en el que el docente del Laboratorio de Investigación Arqueológica, Rafael Suárez, explica el proyecto.
Redacción: Agustín Fagúndez y Ana Taranto (práctica preprofesional FIC).