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6. Extensión, Educación y Sociedad
Pensar la extensión implica construir espacios de circulación de saberes, la democratización del conocimiento desde las diversas formas de aprender. Desde el punto de vista práctico, la extensión universitaria pone en juego un conjunto de actividades de colaboración de actores universitarios con otros actores de la sociedad en función de los intereses y en favor de los sectores más postergados. Pensar una universidad más integradora requiere de la generación de espacios de diálogo e intercambio de saberes con la comunidad de la que forma parte. horizontal con la sociedad en su conjunto. La educación y la sociedad son dos caras de una misma moneda: están entrelazadas por elementos fácticos y simbólicos que se retroalimentan.
La sociedad en su conjunto, y en particular el pueblo trabajador hace posible su financiamiento. Entonces es deber de la universidad devolver algo de ese aporte. A su vez, la Ley Orgánica (LO) de la Universidad de la República (Udelar) define entre sus fines (Artículo 2), el de “contribuir al estudio de los problemas de interés general y propender a su comprensión pública”. La extensión es entonces parte estructurante del quehacer y de la vida universitaria, parte que le da sentido. En una universidad que se fundamenta en el respeto a los derechos humanos y en la necesidad de construir una sociedad más justa, la extensión es parte de su sentido y valor simbólico. Apostamos a una universidad de brazos abiertos a la comunidad en la que sea posible la construcción colectiva. La universidad en general y la extensión universitaria en particular requieren pensar y pensarse con otro(s) y en ese sentido, las jornadas de investigación serán un espacio propicio para poner en juego la palabra y construir juntos la extensión de conocimientos y prácticas en el diálogo de saberes para y con la sociedad.