Presentación

La filosofía de la ciencia se ha enfocado tradicionalmente en la relación entre las teorías científicas y el mundo y ha corrido sistemáticamente el riesgo de desatender la práctica científica. En los estudios sociales de la ciencia y la tecnología la tendencia predominante  ha sido la de prestar atención a la práctica científica y su relación con otras dimensiones de la producción científica, en general se han mostrado negligentes con el mundo, excepto como un producto de la construcción social. Ambos enfoques han tenido sus méritos pero cada uno ofrece una visión limitada que desestima algunos aspectos esenciales del proceso científico. En el Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia se desarrolla esencialmente una filosofía de la práctica científica que toma en consideración la teoría científica, las prácticas teóricas de la ciencia y los problemas ontológicos de la misma simultáneamente.
El rumbo que defendemos de la filosofía de la ciencia no es enteramente nuevo, la filosofía naturalista de la ciencia en concierto con la historia filosófica de la ciencia, han enfatizado a menudo la necesidad del estudio de las prácticas científicas; doctrinas como el realismo experimental de Ian Hacking o la metafísica empírica de Bruno Latour han destacado el rasgo interventor del conocimiento acerca del mundo que proporcionan las ciencias.  El marxismo, el pragmatismo, el operacionalismo y los wittgensteinianos tardíos han intentado fundar las verdades científicas en las prácticas científicas.
Las prácticas científicas consisten en actividades organizadas o reguladas que se dirigen al logro de ciertos fines. En consecuencia, la gnoseología de las prácticas científicas debe elucidar qué clases de actividades se requieren para generar conocimiento. Los debates tradicionales en teoría del conocimiento y en filosofía de la ciencia (concernientes a la verdad, los hechos, las creencias, la certeza, la observación, la explicación, la justificación, los elementos de prueba, etc.) deberían ser re-enmarcados con beneficio, en términos de prácticas. En una vena similar, el estudio de las ciencias basado en las prácticas científicas echará más luz sobre las cuestiones vinculadas al problema de los modelos, las medidas, la experimentación, etc. que han surgido con vigor en la últimas décadas a partir de la reconsideración del trabajo científico actual.
Existen algunos rasgos destacados de nuestra aproximación general a las prácticas científicas:

1. Nos preocupa el uso de las prácticas científicas y no solo la adquisición y validación del conocimiento científico. No se trata de estudiar cómo el conocimiento preexistente se aplica a fines prácticos, sino, además, a cómo el conocimiento en sí mismo se diseña fundamentalmente a partir sus usos prácticos.
2. Hacemos hincapié en cómo los artefactos (sean estos conceptuales o no) que los humanos construyen son mediadores muy relevantes entre las teorías científicas y el mundo y limitan el diseño de las prácticas científicas.
3. Nuestra visión sobre las prácticas científicas no puede reducirse  ni distorsionarse a causa de las  ciencias que la filosofía de la ciencia ha tomado como metamodelos a saber, la física y la biología. Nuestra atención se dirige también a la química, a las ciencias especiales como la economía, las ciencias vinculadas a la ingeniería, las ciencias médicas así como a espacios teóricos relativamente olvidados de la biología y la física.
4. Nuestra metodología se basa fundamentalmente en la interacción entre el razonamiento filosófico y el estudio de las prácticas científicas reales, pasadas y presentes. Esto ofrece a nuestras investigaciones un fuerte criterio que establece que la historia y la filosofía de las ciencias debe ser una disciplina integrada, que invita a su vez a la participación de científicos, ingenieros y agentes que desarrollan políticas científico-tecnológicas.

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