Grompone por fuera y el triunfo del aprendizaje por dentro

Ana Buela1

Fotografía: https://twitter.com/cfe_anep/status/1418600669511000064/photo/1

Una de las aristas del conflicto en Formación Docente comenzó en los muros del Instituto de Profesores Artigas (IPA). El año pasado las autoridades de la ANEP manifestaron su voluntad de recuperar y acondicionar la fachada del Instituto. En ese marco, y para conmemorar los 70 años del IPA, encargaron al artista José Gallino un mural de Antonio Grompone, que se despliega en la pared de la calle Venezuela. Tal obra no estuvo exenta de polémica, y desde el Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura, se levantaron algunas voces críticas que pusieron reparos desde lo patrimonial y urbanístico.

El acondicionamiento siguió con el blanco que tapó el resto de los muros. Se cubrieron grafitis y pintadas. El  Centro de Estudiantes del IPA (CEIPA) pidió a las autoridades que se mantuviera el mural en homenaje a Nibia Sabalsagaray (estudiante del IPA asesinada en la última dictadura cívico-militar), que el centro de estudiantes había restaurado recientemente. Las autoridades desoyeron tal solicitud y siguieron con el blanco que cubrió toda la fachada. 

Desde ese episodio se ha desatado una lógica como la del gato y el ratón. Los estudiantes pintan y al otro día está la empresa de pintura borrando y tapando lo hecho. ¡Cuánto dinero gastado en pintura antigrafiti en un momento en que se nos dice que no se pueden hacer fotocopias para los exámenes o comprar café cuando se organizan charlas por falta de presupuesto! 

Pero volvamos a la figura de Grompone. En 1918 se graduó como doctor en Derecho y Ciencias Sociales, fue director de Comercio Exterior en el Ministerio de Relaciones Exteriores, fue profesor de Filosofía en secundaria y, como suele recordárselo, fue el fundador y primer director del IPA. 

En 1927 se publican las “Conferencias pedagógicas”, una serie de charlas que Grompone brindó a los profesores de enseñanza secundaria en el marco de un plan de perfeccionamiento que dirigió a pedido del Consejo de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria de la Universidad (recuérdese que en ese entonces secundaria funcionaba como una sección dentro de la Universidad de la República).

En el año 2019, formando parte de la “Colección Pedagogía Nacional”, la ANEP volvió a publicar las “Conferencias pedagógicas (y otros escritos)” con la intención de no perder el legado de importantes pedagogos y pedagogas cuyos escritos hoy resultan de difícil acceso.

En las décadas previas a la fundación del IPA (1951) se desataron varios debates referidos a las finalidades de la enseñanza y a aquellos saberes que se creían imprescindibles para formar a los futuros docentes. El ejemplo más claro de ello es la polémica que protagonizaron Grompone y el filósofo Carlos Vaz Ferreira. 

Me permito una cita larga para escuchar su propia voz:

La parte referente a la formación del profesor de enseñanza media se ha organizado teniendo en cuenta la experiencia que se tiene en el país. Teóricamente se debía elegir entre los sistemas que han originado otros organismos […] De todos ellos hemos tenido a la vista sus planes de estudio y los principales países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Perú, México), así como las universidades de Estados Unidos y Canadá (Columbia, Yale, Harvard, Detroit, Ann Arbor. Chicago, Montreal, Toronto, etc) los hemos visitado personalmente y recogido las impresiones necesarias. Una adaptación de cualquier tipo de organización a nuestro medio sería un trasplante sin eficacia. La discusión misma sobre el tipo ideal significaría prescindir de nuestra realidad. Se ha impuesto en nuestro país un procedimiento que debe tomarse como eje de la organización: la práctica docente.  […] En la especialización se debe considerar dos aspectos: los conocimientos de la asignatura y la organización de esos conocimientos para la enseñanza media. […] Entendemos que la especialización en la asignatura presenta dos aspectos esenciales: uno, el del conocimiento de la disciplina elegida; el otro, el de conocer el modo de desarrollar o de aplicar esos conocimientos a la enseñanza media. En muchas ocasiones, los profesores han pecado por desconocer estos dos aspectos de la especialización. […] la formación del profesor debe orientarse en tres direcciones: práctica docente, especialización en la asignatura elegida y preparación en materia pedagógica.”2 (Subrayado propio).

En el primer párrafo Grompone destaca un espacio de formación que ha sido esencial y distintivo de Uruguay: la práctica docente. Habiendo mirado planes de estudio y programas de diversos países, concluye que un trasplante sin más resultaría inútil. Y este es, a mi entender, el trasfondo del documento copiado3 que tanto ha dado que hablar. 

Porque lo realmente preocupante no es citar inadecuadamente o no hacerlo, sino pensar que se puede hacer una transformación educativa sin atender la singularidad del contexto para el que se piensa, desconociendo las múltiples experiencias que existieron y existen, protagonizadas, investigadas y narradas por maestros, profesores de educación media y terciaria, educadores sociales, licenciados en educación y otras profesiones afines al ámbito educativo.

En el segundo párrafo Grompone propone pensar al futuro profesor formándose en: 1) un conocimiento a enseñar, 2) en las teorías y prácticas que la enseñanza de ese conocimiento produce, que es, en definitiva, un campo disciplinar, la Didáctica-práctica de la Biología, la Química o el Inglés y 3) en aquellas asignaturas que forman a todos los profesores, que constituyen el campo de la educación: pedagogía, sociología, psicología del aprendizaje, historia de la educación, etc. 

Pero sin darnos cuenta (¿o sí?), poco de lo que se propone que suceda en los institutos de formación docente tiene que ver con esta concepción. El rostro de Grompone en la fachada es el ropaje con el que se viste un edificio emblemático, con historias de todo tipo, como suele sucederle a toda institución. No está exenta de conflictos, sombras y miserias. Pero también está llena de sabiduría y trabajo, de grandes profesores y profesoras que han construido allí su “sello” profesional; enseñando, investigando y teorizando acerca de sus prácticas. Docentes que han hecho de sus aulas un lugar de encuentro. Porque finalmente el aula es eso, un lugar de encuentro, donde los profesores y los estudiantes nos encontramos (por supuesto que también muchas veces nos desencontramos) para enseñar y aprender. 

Pero aprender tiene múltiples significados y sentidos; sin embargo, desde hace ya unos cuantos años asistimos a una especie de imposición del aprendizaje, que ha ido borrando palabras como “profesor” y “enseñanza”. Hemos ido aceptando en nuestro “paisaje sonoro habitual” frases que se instalan como verdades: “poner en el centro al alumno”; “los docentes somos ‘facilitadores’, ‘organizadores’ o ‘gestores’ del aprendizaje”; “hay que aprender a aprender” o hacerlo por competencias4.

Dar cuenta del proceso que fue eliminando ciertos vocablos e instalando otros excedería las pretensiones de este artículo, pero al menos no dejemos pasar que esto que “aceptamos naturalmente”, en realidad, como todo paradigma, se construye desde algún lugar y con ciertas intenciones.  

Como sostiene Jorge Larrosa con lucidez, “no hay que ser muy perspicaz para percibir la relación del aprender a aprender con la producción de un profesional flexible, multiuso, multifuncional, adaptable, intercambiable, y, por tanto, completamente descaracterizado, vaciado, superfluo […] solo se puede ser cualquier cosa y hacer cualquier cosa cuando no se es nada en particular y cuando no se sabe nada en particular”. Parece ser, concluye Larrosa, que “saber algo es un estorbo”. 5

Y eso justamente era lo que sostenía Grompone, saber algo, formarse en un determinado conocimiento. Podemos discutir si es una disciplina, un campo o un área, pero lo que no podemos es ignorar las trayectorias e identidades institucionales; tampoco las profesionales. 

En el documento sobre Didáctica-Práctica elaborado por el Consejo de Formación en Educación (CFE) en el 2021, se sostiene la necesidad de “visualizar nuevos espacios de Práctica Pre profesional”. El vocablo “Didáctica” no desaparece, pero tiene escasa presencia frente al de “práctica pre profesional”. ¿Qué se entiende por ello? ¿Desde qué marco teórico se construyó? ¿Qué concepto de profesionalización se tiene? Pero además, ¿cuáles serían esos nuevos espacios de práctica? ¿Qué sucedería con los ya existentes? 

Más adelante se afirma: “Los espacios intencionales de aprendizaje se amplían, y las aulas dejan caer sus fronteras, se combinan las modalidades o se dan los aprendizajes a partir de estrategias multimodales. Todo ello muestra la necesidad de ampliar el horizonte de los lugares y las modalidades de Práctica Pre-Profesional”6.

¿Qué es un espacio intencional de aprendizaje? ¿Las instituciones educativas? ¿Las aulas? ¿Qué implica decir que caen sus fronteras? ¿Qué ampliemos los espacios de comunicación y trabajo a través de plataformas educativas como CREA o que sustituyamos las aulas físicas por entornos virtuales? Los aprendizajes, ¿se pueden dar a partir de estrategias multimodales? ¿Se puede dar un aprendizaje? ¿Se trata de algo que se puede pasar a otro como si fuera un objeto transferible o habrá algo que el otro tenga que hacer para aprender a partir de lo que se le da?

El aprendizaje existe como posibilidad, y por supuesto que siempre deseamos que ocurra, pero no existe como certeza. 

Los cambios en educación llevan tiempo, porque lo que estamos poniendo en juego no es una capacitación, sino una formación integral, que, como decía el profesor Gilles Ferry, tiene que ver con “dar forma”, ir encontrando nuestras formas de ser estudiantes, profesores, maestros, adscriptos, directores, etc. Lo que construimos, finalmente, es una ética de hacer las cosas. 

Por último -y vuelvo a Grompone-, “la reforma del plan de estudios sola no nos dará la transformación de la enseñanza [ni la certeza de los aprendizajes]. Hay otros factores que quitan valor a esa reforma y que si permanecen intactos la anulan totalmente.”7

El aprendizaje existe como posibilidad, y por supuesto que siempre deseamos que ocurra, pero no existe como certeza. 

Los cambios en educación llevan tiempo, porque lo que estamos poniendo en juego no es una capacitación, sino una formación integral, que, como decía el profesor Gilles Ferry, tiene que ver con “dar forma”, ir encontrando nuestras formas de ser estudiantes, profesores, maestros, adscriptos, directores, etc. Lo que construimos, finalmente, es una ética de hacer las cosas.

Por último -y vuelvo a Grompone-, “la reforma del plan de estudios sola no nos dará la transformación de la enseñanza [ni la certeza de los aprendizajes]. Hay otros factores que quitan valor a esa reforma y que si permanecen intactos la anulan totalmente.”7

REFERENCIAS

1Profesora de Historia en Enseñanza Media y de Didáctica de la Historia en el IPA.

2 Grompone, Antonio (2019),  “Conferencias Pedagógicas (y otros escritos). Colección Pedagogía Nacional n#4. ANEP, páginas 312-318.

En el documento elaborado por el CFE: “Propuestas para el diseño de la formación de grado de los educadores” se constataron varios párrafos iguales a los existentes en un documento elaborado para un curso de docentes por el portal argentino CONECTAR igualdad. La FENAPES (Federación de Profesores de Educación Secundaria) denunció el plagio.

4 Sobre contenidos y competencias también se ha debatido y escrito mucho. No imagino que mis alumnos puedan aprender Historia si no aprenden a leer un texto histórico o historiográfico y a diferenciarlos, por lo tanto, es una falsa dicotomía que deberíamos superar para analizar nuestras prácticas reales de enseñanza, donde seguramente “contenidos y competencias” se hallen juntos en una trama difícil de separar.

5 Larrosa, Jorge (2016) “P de profesor”. Editorial Noveduc/ Perfiles. Leído por el autor en su conferencia en “Encuentro de Docentes. Diálogos sobre pedagogía, a propósito de la escuela en el siglo XXI”. ISEP, 2018, disponible en: https://youtu.be/_zw13d-CMzQ

6 Didáctica Práctica en la Formación de los Profesionales de la Educación en Uruguay. Documento aprobado por el CFE (2021). Disponible en: https://repositorio.cfe.edu.uy/handle/123456789/1341.

7 Grompone, Antonio (2019),  “Conferencias Pedagógicas (y otros escritos).” Op citado, Página 149.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *